Hernán Dobry

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15 octubre, 2021

“En el arte y la vida, el extravío es parte de la búsqueda”

La música y la escritura y, podría decirse, el arte mismo, actúan como una especie de catarsis para Flavio Cianciarulo o el Sr Flavio como es conocido popularmente, tanto a la hora de componer canciones como de redactar sus cuentos.
Es que desde su rol de bajista y creador de bandas como Los Fabulosos Cadillacs, Flavio Bans, The Flavio Mandinga Project, Flavio Calaveralma Trio, Misterio o Sotana o a la hora de plasmar las más variadas historias en sus libros, sale a la luz una búsqueda “extraviada” que parece nunca encontrar un final.

Hernán Dobry (HD): En “Los Textos de Silver Tape”, decís: “Nunca me sentí cómodo cantando en un escenario. En un punto decidí hallar mi propia voz y me ha costado bastante y me sigue costando encontrarla”. Pero el libro, al mismo tiempo es tu voz. ¿Ahí la encontraste más que en el cantar?
Flavio Cianciarulo (FC):
Es una búsqueda sin lugar a duda. Pero en ella muchas veces hay extravíos y parece que no se llega a ningún lado. En el arte y en la vida, el extravío es parte de la búsqueda. Si uno se queda quieto no se va a perder. El extravío es parte del asunto, en el arte sobre todo y en la vida misma. Un poco el texto iba por ahí más allá de la frase que tomaste. A veces, las frases fuera de contexto quedan muy textuales y literales. En realidad, es una excusa para llegar a esto que te digo. Todo lo que menciono en el libro son excusas para llegar a extravíos y búsquedas. La búsqueda es movimiento, muchas veces estar perdido es estar moviéndote.

HD: ¿Qué te queda por buscar todavía en el arte?
FC:
El arte no tiene un objetivo marketinero trazado, uno hace una canción, un disco y quizás te perdés, pero ese perderse es parte de encontrarse. En eso, indago en el libro, sobre mí mismo y estas situaciones de la humanidad misma toda.

HD: Sin embargo, todo lo que escribiste estuviste a punto de tirarlo a la basura y no estabas ni siquiera seguro de querer publicarlo en el momento que lo terminaste. ¿Por qué?
FC:
Siempre que uno escribe descarnadamente está bueno. Admiro muchísimo a los escritores de verdad, como don Ernesto Sábato que decía: “He tirado más cosas de las que he publicado”. Ahí, ayudó mucho Daniel Flores, quien me produjo literariamente y me sentí muy contenido. Él era una contención y un corrector, sin alterar nada de mi esencia. Más allá de la corrección literaria, él era mi producción literaria. A él, lo produje en otro momento de la vida cuando era músico en Satélite Kingston y, después, la vida nos puso al revés. Me señalaba que cosas estaban buenas para continuarlas y lo tomaba o no. Las sugerencias no son imposiciones y está bueno abrirse al productor literario en este caso. Me ponía: “¿por qué no hablás más de esto?, estaría bueno que te explayes” y le respondía: no, quiero que sea hasta ahí. Fue realmente una contención que me dio más motivación para publicar.

HD: Decías que cuando revisabas los textos tenías el impulso de borrarlos, ¿a la hora de componer canciones te pasa lo mismo?
FC:
Sí, ni hablar. Todo lo relacionamos con lo que hablamos al principio, te mencioné extravíos. A veces, encaro una canción y digo: ¿dónde estoy? ¿qué paparruchada estoy haciendo? o hacerla y no darse cuenta. Está bueno darse cuenta, a veces no. El arte tiene caminos misteriosos y que podemos aplicarlos a la vida misma.

HD: Llevás siete libros publicados, ¿cómo es tu método para sentarte a escribir?
FC:
No tengo método y la escritura ya que para mí no es un trabajo, sino una especie de catarsis. No tengo orden de responsabilidad, puedo escribir en cualquier horario del día, cuando no estoy haciendo alguna otra cosa, ya sea ir a comprar el pan, mirar el mar, laburar en algo. Cuando surge, surge. La imposición nunca me dio resultados, con la música lo mismo, puede aparecer en cualquier momento del día. Trato de hacerlo todos los días, pero, también, hay días que no escribo.

HD: Te lo preguntaba no desde el lado de un trabajo, sino desde tu proceso personal de creación…
FC:
Muchas veces teniendo una birome al lado y un papel, a veces, una servilleta de bar, un anotador, tomando notas y, después, pudiendo sentarse en el momento de estar uno con la máquina y poder volcarlo al archivo. En realidad, por lo general, cuando tengo tiempo de sentarme, como ha sido toda esta pandemia, donde terminé el libro y hubo sobrado tiempo para hacer cosas de esta índole, me siento y arranco. Si sirve, bien, pero, en general, cuando lo hago le pego derecho, le doy unas horas hasta que me agoto y paro.

Para revivir la entrevista que le realizó Hernán Dobry al músico y escritor Flavio Cianciarulo en su programa “Voces y memorias”, que se emite por Eco Medios AM 1220 los martes a las 20, haga clic en los banners.

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