Hernán Dobry

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21 junio, 2021

“Nunca quise repensar una obra en función del resultado”

Uno escribe unos versos felices y, luego, los armoniza con una melodía que da pie a ser una canción, o algo parecido. Uno puede tardar en realizarlo cinco minutos, una hora, un día, o quizás más. La teoría suele ser menos compleja de lo que se piensa y mucho depende de la esquiva suerte y del hallazgo inspirativo.
Luego, uno desea poner en funcionamiento esto de llevar la canción al plano de la concreción musical: cantarla y grabarla, incluirla en un álbum, presentarla en vivo e imponerla en el gusto de la gente. Es decir, el asunto es arduamente complejo.
Al fin y al cabo, el accionar del artista en todos sus planos, además del arte y lo que conlleva con eso, es ganarse la vida con el producido de su trabajo. Al mirar hacia atrás y repasar el largo proceso realizado, uno nota el gen que dio paso al camino, es decir concebir la canción, ha sido la parte más sencilla del largo trayecto hacia el éxito del emprendimiento.
El proceso de producción artístico-comercial suele no ser conocido por el público, incluso por los propios artistas, que miran en muchos casos con desdén, como si nadie desease embarrarse en el fango de la concreción de este acto.
Muchos no entienden que el artista vive de su arte y para su arte. El camino suele ser en el mejor de los casos zigzagueante y no siempre feliz. Darío Jalfin es un joven artista, músico, que además es profesionalmente productor y, de hecho, artífice, en este difícil y esquivo mundo del arte musical.

Mario Dobry (MD): ¿Qué es la producción artística y en qué se diferencia el emprendimiento con la producción artística?
Darío Jalfin (DJ):
La producción artística, en general, es como una parte de la producción que se diferencia de lo que se suele llamar más la producción ejecutiva. Toda producción o proyecto artístico tiene una parte que es la realización comercial. Es decir, el desarrollo que tiene esa música, esa canción y la producción artística tiene más que ver con el desarrollo justamente artístico, musical en mi caso de una composición, de una creación. El trabajo del productor artístico es bastante grande y depende mucho de las condiciones en las que esté el proyecto en el que está trabajando, la canción que se está haciendo, porque históricamente se inserta en un marco más industrial, en el que era alguien que, de alguna forma, coordinaba un montón de situaciones y procesos que eran también comandados por otras personas. O sea, en la historia de la industria de la música un productor artístico era la cabeza del desarrollo, donde se involucraba un arreglador, un ingeniero de grabación, de mezcla y los músicos, los sesionistas, los intérpretes que se contrataban. Eso fue cambiando mucho, porque como sabemos también lo hizo la forma de producir música, de distribuirla. Un productor artístico en muchos casos, como es el mío, también cumple funciones específicas que, en algún momento, de la industria estaban más divididas. Por ejemplo, generalmente soy el arreglador de los proyectos en los que me desempeño como productor artístico, también el intérprete, un sesionista más, un tecladista, una persona que realiza programaciones electrónicas, que toca teclados, el piano u otro instrumento. Es decir, me involucro con un artista en el desarrollo de una obra y, generalmente, hago las cosas que me son familiares o que están a mi alcance buscando el mejor resultado y, luego, está el terreno de lo que sería la producción ejecutiva, la de desarrollo comercial, en la que en general no tengo ninguna relación. No me involucro en esos procesos, sino en los de creación, que es mi especialidad.

Hernán Dobry (HD): Y dentro de la producción artística ¿en qué parte te sentís más cómodo: detrás de la consola arreglando y produciendo para otro artista o tocando y haciendo tu música?
DJ:
Fui encontrando mi identidad en el movimiento de todas esas cosas que mencionaste. Cuando era un adolescente mi preocupación era qué iba a hacer realmente, como si tuviera que elegir una tarea. Hice y he hecho muchísimas cosas distintas en la música, fui entendiendo con los años que lo que a mí me define es esa capacidad de ir cambiando de una cosa a la otra, no podría toda la semana ser arreglador, sesionista, ingeniero. Hay algo en mi forma de ver la música en ser un poquito docente, columnista de radio, productor para otro, para mí propia canción, leer una obra de otro, estudiar una letra de Beethoven. En ese pasaje, entendí cómo se alimentan esas cosas y qué feliz me hacen estos circuitos. Empecé a entender que si tomaba esa decisión imaginaria quizás hubiera sido un gran error para mí desarrollo personal. Si elegía solo componer música para cine me hubiera perdido otras aristas que me nutren y me van alimentando. No tengo una preferencia porque si me quedo mucho en una cosa me pierdo la otra. En el momento que me pongo a mezclar, que es algo que me apasiona mucho, un ingeniero mezcla y es algo que empecé a hacer con los años, me encanta estar en esos detalles, me parece tan creativo y productivo como pergeñar toda una obra o mi momento creativo componiendo algo. Empecé a no tener juicio valorativo y circular estas tareas.

HD: Sin embargo, en estos últimos discos elegiste a un productor externo pudiendo hacerlo vos mismo, ¿por qué esta decisión?
DJ:
Un poco Tweety González me eligió a mí, me hizo una propuesta de producción artística en la raíz del proyecto. Me desafió a hacer un camino diferente, a autoproducirme: dejar las herramientas guardadas y jugar con otras que él me facilitó. Él decía: “hacer un disco sin la academia”. Poner todos esos conocimientos académicos en stand by, hacer un disco de programaciones electrónicas, sintetizadores, buscar mi música y mis canciones desde otros medios y otras perspectivas. Él es un artista increíble, lo admiro muchísimo. Más que un disco fue un recorrido y un viaje juntos. También, tiene que ver con mi apertura, cada vez me siento más habilitado, más expandido, la trayectoria, los años y el hacer, me van dando esa sensación de sentirme habilitado. Inclusive, cada vez siento más que mi rol tiene mucho que ver con habilitar a los otros. Siempre mi función tiene que ver con esto de habilitar, circular, generar un punto de encuentro con los demás. Si eso lo perseguís como objetivo, lo podés lograr desde infinitos lugares. Por otro lado, lo lindo es poder disfrutar también así. Para mí, no ser productor fue absolutamente disfrutable y una apertura en general. Sentí que se capitalizaron las ideas de todos, ninguna quedó afuera. Estuvo buenísimo hacer ese recorrido y decir: acá todo se capitalizó. Vino a grabar Fernando Samalea, para mí es como un prócer musical, cada comentario y aporte lo usamos, siempre estuvo abierto ese canal. Obviamente, hay una idea previa con objetivos, pero mantener esa apertura fue alucinante, una experiencia imborrable para mí, de muchísimo aprendizaje.

MD: Si bien has actuado mucho en producción, has sido muchas veces protagonista, tu propio empresario, productor ¿Es la parte fundamental de tu avance dentro de la música ser el protagonista?
DJ:
Está buenísima la pregunta, Mario. Siento eso de desear lo que no se tiene. Uno puede exagerar las virtudes de algo que no tiene. Está esa canción de Silvio Rodríguez que dice: “siempre sé que quisiera ser distinto, nadie está conforme con lo que le tocó, el de edad quisiera ser un niño”. Está esa cosa.

HD: Joan Manuel Serrat lo resume en una frase “no hay nada más bello que lo que nunca he tenido y nada más amado que lo que perdí”.
DJ:
Totalmente. Hay una frase de una canción que le hice hace poco a mi hija cuando nació y se va a publicar en próximo disco que dice: “todo lo gané cuánto perdí”. Yendo a la pregunta de Mario, siempre tuve esa naturaleza de querer dar algo propio, un afán protagónico, generalmente trato de ser muy honesto en relación a eso. Con respecto a ser el propio productor, de lo comercial, siempre sentí que mis canciones y mis discos nunca tenían que ser el instrumento que estuviera afectado por los resultados comerciales. Podía hacer cualquier cosa menos entrar en un terreno especulativo con mis obras, porque es sagrado. Nunca quise repensar una obra en función del resultado. Con respecto a ser protagonista, quizás me pasó que es difícil sentir que sos protagonista sin formar parte de un engranaje dentro de un circuito. A veces, el ser solista, encarar tu proyecto, ser tu propio manager, productor, eso me generaba un desgaste y sensación de vacío. Me formé en la música profesionalmente y quería funcionar en un marco profesional. A veces, podés ser un profesional sobrecapacitado en la música y no encontrar cómo encajar. Por eso, siento que mi conquista y logro en estos años es haber logrado ser protagonista y ser algo más dentro de ese mecanismo, independientemente de que protagonice eso que estoy haciendo. Haciendo un disco producido por Tweety González, o uno en el que armo un equipo de trabajo. Empecé a tener como primicia que, si lidero un proyecto, que sea formando un marco en el que soy uno más dentro de ese marco, independientemente de si tengo un rol protagónico, que sea el contexto el que me ponga a mí como uno más de un todo, eso es lo que estoy logrado.

Si querés ver o escuchar la entrevista completa que le realizaron Hernán y Mario Dobry a la el músico Darío Jalfin en su programa “Letras y corcheas”, que se emite por Eco Medios AM 1220 los jueves a las 22, hacé clic en los banners.

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