Hernán Dobry

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6 agosto, 2021

“Cuando escribo tengo un sentir de realización personal”

Pocas figuras de la cultura actual son tan polifacéticas como Andrés Pascual. Escritor, conferencista, abogado y músico, se ha destacado en todas las áreas en las que ha decidido desarrollar su carrera, muchas de ellas en forma simultánea.
Sin embargo, desde ya hace un puñado de años abandonó su profesión, cerró su estudio y se dedicó de lleno a la narrativa, con los que ha ganado premios como a la Novela Histórica Alfonso Décimo “El Sabio”, el ABC al Personaje de la Cultura 2016 y el Urano de Crecimiento Personal, además de haber sido finalista del Octavo Premio de la Novela Ciudad de Torrevieja.

Hernán Dobry (HD): ¿Qué te pasa cuando mirás hacia atrás todo lo que hiciste en todo este tiempo?
Andrés Pascual (AP):
Desde crío he sido muy hiperactivo, para bien y para mal, no es necesariamente una virtud, muchas veces es una carga también. Una amiga me llamaba “el hombre que no sabía perder el tiempo”. Verdaderamente, hay veces en las que he tenido que aprender con los años a mirar el techo, hacer pausas activas, ni mirar el móvil, ni leer las noticias de internet, navegar buscando lo más terrible, simplemente asomarte por la ventana o mirar hacia arriba y pensar en nada. La verdad es que es muy saludable y me está viniendo espectacularmente bien. Se deja un espacio para que luego la llenes con cosas nuevas.

HD: Esa hiperactividad sigue en pie, has escrito casi a un ritmo promedio de uno libro por año. ¿Cómo hacés para mantener ese nivel de actividad?
AP:
Al principio me venía fantásticamente bien para huir de mi rutina cotidiana. Ejercí de abogado veinte años y los últimos diez lo hice mientras escribía. La primera novela no duró un año, fueron casi cinco porque era prueba y error. Iba con los manuscritos a ver que me gustaba, concluía uno, lo tiraba a la basura, pero como era una aventura personal que llevaba a cabo más que nada para dar salida a la vena creativa y escaparme unas horas del día a día del juzgado y la toga negra, no me lo planteaba. Cuando la dejé, no paró la necesidad de escribir, lo he estado simultaneando con las conferencias y el crecimiento personal, que es otra faceta que me entusiasma y separa de la narración y la ficción pura.

HD: ¿Y cómo trabajás para generar ese proceso creativo?
AP:
Los días que estoy inspirado para escribir, escribo. Ese es el secreto. Muchas veces intentamos buscar el momento propicio para todo, lo haré cuando llegue el momento, seré feliz cuando me jubile, pero al final ese momento no existe, todos los días hay ruidos en el balcón, la alcaldesa está cambiando los adoquines, llegan los análisis del colesterol y has subido, o el nuevo recibo del seguro del coche. Aprendí que tenía que actuar ahora por pura responsabilidad con el instante, con el vivir, como suele decirse. La inspiración son momentos que vienen y se van sin enterarte. Ni siquiera tienes días inspirados, hay ratos inspirados en los que vas como una moto y dices: madre mía, me tendrían que dar el Nobel y, luego, una semana en la que no escribes nada. Me he dado cuenta de que esto que no es tan decente, es necesario para llegar a las páginas mínimamente decentes. No es una pérdida de tiempo, tienes que pasar por eso para, luego, llegar a ascender en tu escalera de autoexigencia. Hay muchas cosas tanto en la escritura y en la vida para las que no hace falta inspiración total, hay que trabajar la documentación. En el libro del “Beso del ángel”, por ejemplo, no tengo una idea de vino, tengo que hablar con enólogos para que me expliquen el proceso. Si tengo que hacer una cena en un restaurante debo hablar con un chef, buscar un menú en internet. Solo hace falta trabajar, pero buscando el menú encuentras un pájaro que se cocina de esta forma, se te enciende una luz y escribes dos páginas preciosas, no has encontrado inspiración sino algo que te ha emocionado. Cuando nos entusiasmamos, todo fluye como un cañón.

HD: ¿Qué sentís cuando escribís?
AP:
Cuando escribo tengo un sentir de realización personal, más que felicidad y paz. Felicidad no siempre y paz tampoco. Estás en un conflicto con tus personajes, tienes miedo, duda, aprendes a superarlo. Siento realización personal, sé que estoy en el camino, eso me da plenitud y serenidad. He sido capaz de romper con muchos convencionalismos para andar mi propio camino y he sido capaz de romper con una zona de confort a la que nos aferramos en los momentos más complejos como los que estamos atravesando ahora, pensando que es segura y, ahí, no hay nada seguro. Lo que más nos da de vivir además de comer es andar nuestro propio camino.

HD: Recién hablabas de la inspiración, ¿cómo trabajás la idea cuando decís: me voy a sentar a escribir una nueva novela?
AP:
Sigo un método de trabajo musical. He sido músico antes que fraile, durante muchos años quería ser Mick Jagger, pasa que luego la vida te va llevando y vas cambiando. Fíjate, por ejemplo, en cuanto al tono, no puedo escribir una novela si no tengo el tono. “El beso del ángel” es un thriller que se localiza en mi ciudad, después de haber escrito sobre el Tíbet, Japón, Madagascar, decidí volver a mi tierra, sabía que la quería localizar en una pequeña ciudad de provincias. Dije: ¿qué tono tiene que tener? ¿romántica? ¿intima?”, me di cuenta de que tenía que ser thriller, eso me daba la capacidad de romper personajes que aparentemente parecen normales. Claro, mi ciudad es normal, no es ni muy grande, ni pequeña, ni muy bella, ni por supuesto fea. Quería ver qué había detrás de personajes normales y elegí el extremo de un thriller en el que se desgarra gente. Cuando ya tenía ese tono la cabeza, empieza a darle vueltas a la trama. Empiezo a notar la sensación que me va a dar cuando habla la primera página, igual que cuando miras los primeros cinco capítulos de una serie, te da un golpe de decir: me va a apetecer o no. Ahí, empieza a subir y tengo que tener clarísimo el principio y el final, luego se va a partir en lados, va a tener hernias hermosas, pero de forma sucesiva y sobrevenida. Lo que tengo que tener siempre es la identidad de la novela de la cual surge. Esto la convierte en algo único. Una novela sobre el mundo del vino, no desde la tradición del vino como la anterior, sino desde la sofisticación que es el foco inicial y, luego, el final que es dónde quiero llegar. A partir de ahí, trazo una idea inicial, puede haber un asesinato, la chica se va a enamorar de un poli. Tienes que escribir tantas cosas que para que te vas a molestar en que salga todo en un día, si van a salir un montón de cosas cuando vas construyendo. A partir de ahí, vas construyendo. Me cuestan muchísimo las cien primeras páginas, las del medio normal y las cien últimas las escribo a escapa ojo como decimos aquí.

Para revivir la entrevista que le realizó Hernán Dobry al escritor español Andrés Pascual en su programa “Voces y memorias”, que se emite por Eco Medios AM 1220 los martes a las 20, haga clic en los banners.

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