Hernán Dobry

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18 septiembre, 2020

“El cantante siempre tiene que estar al borde del precipicio”

“Los artistas no paramos nunca nuestro aprendizaje, toda la vida estamos aprendiendo”, afirma el cantautor Jairo en el programa “Voces y memorias” que se emite por Eco Medios AM 1220.
Tras cincuenta años de carrera, la cuarentena lo ha llevado a tener que perfeccionarse en la ejecución de la guitarra, para poder llevar a cabo su show “Rumor de nido” que realizará vía streaming el 19 de septiembre.
“Estoy haciendo un trabajo de alto voltaje, obligado por las circunstancias, con un instrumento que creía conocer mucho, como es la guitarra, y me doy cuenta de que puedo conocer mucho más y mejor – resalta -. El trabajo trae esas cosas y, por momentos, te hace descubrir, de repente, cosas que no te diste cuenta en un momento determinado y, ahora, surgen de una manera espontánea”.
La guitarra es su gran compañera ya que fue con ella con la que dio los primeros pasos artísticos en su Córdoba natal, a los diez años, y con la que, luego, viajaría a España y a Francia, antes de regresar definitivamente a la Argentina.
“Cuando mis viejos me regalaron la primera guitarra, no sabía absolutamente nada del instrumento. Mi padre me enseñó un par de acordes. Ellos quizás lo sabían o lo intuían, pero me estaban regalando, visto lo que pasó después, una suerte de borrador de mi destino, porque me estaban indicando un camino”, destaca.
De la misma forma que lo está haciendo con la guitarra, también trabaja constantemente en el manejo de su voz y en la composición de nuevas canciones, tal como la ha venido haciendo en este medio siglo que lleva sobre los escenarios.
“Para mí, en la autoexigencia radica un punto muy importante del éxito o no en la carrera de una artista. El cantante siempre tiene que estar al borde del precipicio, sin tener en cuenta que está tomando un riesgo, porque éste no existe, ya que está expresándose y, seguramente, el público lo va a sentir y se lo va a transmitir – resalta -. En las grandes dificultades, se sale y no es que te provoque satisfacción. Hay que animarse, tirarse al agua. No concibo a alguien que no salga al escenario resuelto a que lo que hace tenga realmente una respuesta sincera del público, porque lo que va a hacer es algo sincero de su parte también”.
Jairo extraña los escenarios, como la mayoría de los músicos, pero en su caso esto es muy especial ya que suele dejar todas sus fuerzas en cada una de las canciones que interpreta, porque no saber concebir la música de otra manera.
“Soy de los que se meten a fondo, hasta demasiado, porque, a veces, me emociono. Necesito tener un control muy grande sobre lo que hago, en la parte técnica o vocal. Si tengo que hacer las cosas de una manera espontánea, lo pudo hacer, pero voy a sufrir, porque necesito controlarlo – explica -. No soy de los que tienen esa facilidad para cantar y todo sale con mucha fluidez. Lo mío tiene que ser con mucho laburo, la cabeza tiene que funcionar siempre muy bien, estar bien coordinado todo el cuerpo. Canto con todo el cuerpo, no lo puedo evitar. Ojalá supiera hacerlo de varias maneras, porque me permitiría divertirme un poco más. A veces, en el escenario se sufre mucho. En algunas oportunidades, me extralimité y he llegado a tener sensaciones de no sentir el piso, de estar como levitando. Creía que mi iba a caer para adelante”.
Por eso, siente tanta inseguridad, ahora, que le toca afrontar esta nueva experiencia que implica el hacer un show vía streaming, donde no podrá sentir el calor de su público, tal como suele ocurrir en cada uno de sus recitales en todo el mundo.
“Soy bastante tímido y en el escenario, siempre he buscado refugios en los conos de sombra que te dejan las luces, de acuerdo a como están trabajadas, para poder respirar profundo y después volver – concluye -. El hecho de que tengamos luces enfrente también te impide ver concretamente, más allá de la primera o segunda y nada más. Los demás es una cosa oscura de la que, de repente, surgen sonidos, expresiones y, después, los aplausos. El aplauso tiene una importancia muy grande. Cuando haga esto, es lo que más voy a extrañar, seguramente”.
Jairo ha interpretado más de 800 canciones en castellano, francés e italiano a lo largo de su carrera. Sus comienzos como cantante fueron en el colegio, donde se unió al grupo “The Twisters Boys” y, años después, Luis Aguilé le hizo llegar una propuesta de trabajo y se mudó a España.
Entre sus discos, se encuentran “Muy juvenil”, “Emociones”, “Si vuelves, será cansancio”, “Amigos míos, me enamoré”, “Jairo canta a Borges”, “Canciones para mirar”, “Para verte feliz”, “Atahualpa por Jairo”, “María de Buenos Aires”, “Borges & Piazzolla”, “Jairo canta a Piazzolla”, “El ferroviario”, “Criollo”, “Los enamorados” y “Jazziro”.
A lo largo de su carrea, ha recibido premios como el de La Crítica del Festival de La Costa del Sol y del de Alcobendas, el del Festival de Villach, el del Círculo de Publicidad de la Ciudad de Rosario, el Sadaic, el Estrella de Mar, el Prensario, el Konex de Platino, el ACE, el Santa Clara de Asís
A su vez, le fueron otorgadas las Llaves de la Ciudad de Córdoba y el título de Representante Honorario de la Ciudad y el gobierno de la República Francesa lo nombró Caballero en la Orden de las Artes y las Letras
Para revivir la entrevista que le realizó Hernán Dobry al cantante Jairo en su programa “Voces y memorias”, que se emite por Eco Mdios AM 1220 los martes a las 20, hacer clic en los banners.

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