Se han escrito centenares de libros sobre la Shoá que van desde los testimonios de los sobrevivientes, el análisis sobre lo que fue el nazismo hasta estudios militares sobre la Segunda Guerra Mundial, pero pocos condensan en un solo texto la dolorosa descripción de la masacre perpetrada por los alemanes con la crudeza de lo que fue el estalinismo en la Unión Soviética, como lo hace “El libro negro”, de los periodistas rusos Vasili Grossman e Ilhá Ehrenburg.
Sin quererlo, ambos autores se vieron sometidos a las presiones del Estado cuando en 1946 decidieron que era tiempo de publicar los testimonios que habían recabado junto a un grupo de colegas del Comité Judío Antifascista durante dos años. El antisemitismo y la colaboración de la población local no podían salir a la luz y había que eliminarla de sus páginas.
El lápiz rojo del estalinismo actuó sin piedad y fueron cercenadas, frases, párrafos, páginas y hasta testimonios de quienes habían sido víctimas del nazismo con tal de no mostrar la triste realidad que se había vivido la guerra donde los judíos fueron víctima no sólo de los alemanes sino, también, de sus propios vecinos con los que habían convivido y padecido durante años. Finalmente, optaron por prohibir su salida.
Finalmente, fue publicado en parte en Israel pero sin los textos que habían sido amputados del original. Recién en 1993, la hija de Ehrenburg, Irina, recibió de un conocido una de las copia que Grossman había repartido en 1947 para hacer las correcciones de imprenta y que se creían perdidas.
A esto se le sumó que, luego de la caída de la Unión Soviética, se abrieron al público los archivos del Ministerio para la Seguridad del Estado, donde se encontró la versión original de “El libro negro”, de 1945, con tachaduras en rojo y azul de todo lo que le había resultado improcedente a los censores.
Con estos dos materiales, Irina Ehrenburg se puso a trabajar en la reconstrucción del texto que había preparado su padre junto a Grossman, pero colocó en cursiva todas las partes que había eliminado el estalinismo, para mostrarle al mundo cómo se vivía en la Unión Soviética en esos años.
“El libro negro” es uno de los primeros testimonios del horror llevado a cabo por los nazis porque estuvo listo para ser publicado en 1946, aunque vio la luz muchos años después cuando ya habían sido publicados otros textos.
Sus páginas muestran con total crudeza la magnitud de la masacre producida por los alemanes en Ucrania, Bielorrusia, Rusia, Lituania y Letonia, narrada por sus propios protagonistas: los sobrevivientes.
Esto lo convierte en un material único dado que son pocos los investigadores o publicaciones que han abordado lo que ha ocurrido en esos países en esos años, sumado a que los testimonios datan de los días posteriores al ingreso del Ejército Rojo en esos territorios.
“El libro negro” es una especie de “Nunca más”, publicado en la Argentina en 1984 tras el retorno de la democracia, por lo crudeza de su relato, la descripción de los campos de exterminio y de los propios responsables de la masacre.
Sin embargo, habría que multiplicarlo por cinco porque el relato se vuelve a repetir una y otra vez, en forma sistemática, en cada uno de los países, en los que sólo cambian los nombres de los poblados y ciudades arrasadas por los nazis.
En tiempos en los que han vuelto a pulular los negacionistas de la Shoá y en los que cada vez quedan menos sobrevivientes que puedan dar testimonio del horror que se vivieron en esos años, “El libro negro” se torna cada vez más imprescindible.
Título: “El libro negro”
Autor: Vasili Grossman e Ilhá Ehrenburg
Género: Historia
Editorial: Galaxia Gutenberg
Páginas: 1226
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