Hernán Dobry

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13 junio, 2022

“Hacer una canción es como hacer una escultura”

Hay poetas que, excediendo el límite de la rima, el ritmo, la melodía de las palabras y las sílabas, ya de entrada al universo musical de los sonidos instrumentales, acompañando sus gestos escritos, dieron alas al arte de las canciones y éstas a sus intérpretes, los jugares, los rapsodas, los cantores de lo propio y de lo ajeno.
Cada uno de estos bardos, hoy nos lega la vasta cosmovisión de lo mejor, de lo crítico, de lo audaz, y de lo amoroso de la vida social, en donde transcurre nuestro universo vital. Ellos marcaron y marcan el ritmo del tiempo a vivir, acompañando las emociones y el fervor pasional, con la magia exultante de las poesías y el canto.
Daniel Drexler es uno de estos poetas, además, de ser un músico e intérprete de profunda raíz emocional, con el que se puede indagar en la bastedad de los misterios del arte y la poesía.

Mario Dobry (MD): ¿Tu poesía está inferida por la intuición, la emotividad o la razón? ¿Hay además intencionalidad poética cuando la desarrollás o es arbitraria e instantánea?
Daniel Drexler (DD):
Mi foco de interés es el ser humano. Sigo estando deslumbrado por este modo tan particular, con tantas habilidades. Me interesa mucho el ser humano en las esferas emocionales, en las racionales. Tengo la ambición, de alguna manera, de poder tocar con la poesía estas dos esferas. Sé que tengo una parte de mi obra que es mucho más emocional y otra que le habla mucho más a la razón. Intento que estén equilibradas. No sé si lo logro. En cuanto a la espontaneidad de escribir, ciertamente nunca me lo propuse. Fue algo que fue surgiendo cuando iba arriba del colectivo, al colegio, de mañana temprana. Con diez u once años, ya llevaba una libretita en la que iba escribiendo y, luego, terminó siendo y convirtiéndose en el eje de mi vida. Pero no era el plan que estaba escrito ni para mí, ni para ninguno de mis hermanos y fue algo que pasó de una manera un poco inexplicable.

Hernán Dobry (HD): Y ahora, ¿cómo es tu proceso de composición?
DD:
Es muy caótico. Tiendo en general a viajar mucho con una enorme red de pesca y voy juntando ideas, perlitas que encuentro por ahí. A veces, es una célula rítmica, otras, una melódica, o una letra nomás y las voy amontonando, por lo general, en el propio celular en alguna libretita en la que voy escribiendo. Cuando encuentro tiempo de parar, como, por ejemplo, cuando estoy en mi estudio, en La Paloma, en la casa frente al mar, o en el Polonio. Esos son mis tres lugares centrales donde me siento y reviso lo que hay adentro de la red. Voy descubriendo cosas que me dan ganas de tirar de ese hilo y ver a dónde me lleva. De esa manera, van surgiendo las canciones. Muchas veces, va primero la idea de la letra. Últimamente, me está pasando más eso. Primero tengo una letra y, a partir de ahí, escribo las canciones. Al principio, a mis 15, 20, 25 años, era al revés. Siempre era una idea melódica o una secuencia de acordes. Hoy en día, estoy escribiendo mucho más a partir de la letra.

MD: Mirando la forma que desarrollás cada canción, hay una línea poética, melódica e interpretativa. A veces, esta última es muy caliente y bella, en lo grupal y, entonces, atempera a la poética. La línea melódica, si bien es atractiva, no es tan variada como las otras dos. ¿Hay algo de eso en tus composiciones?
DD:
Me es muy difícil mirarme desde afuera. Por eso, siempre agradezco las opiniones, porque, en cierta medida, es como ponerme un espejo adelante. Me gusta mucho escribir y tengo la sensación de que no me costaría seguir encontrando temática en los próximos diez, veinte o treinta años o la cantidad que tenga la suerte de vivir. La vida me puso en una encrucijada muy dinámica, en contacto con dos de las áreas más creativas que desarrolló nuestra especie, que son la ciencia y el arte. Entonces, al estar parado ahí, no me ha pasado nunca tener la sensación de no tener de qué hablar o ningún interés. Leo mucho, entonces, a partir de ahí, siempre van surgiendo ideas y novedades que me van deslumbrando. Últimamente, es verdad que, desde el punto de vista melódico, no es tanta la cantidad de ideas que me surgen, como desde lo letrístico. Siento que tengo bastante más dominio, como si fuera una plastilina. Todas las sensaciones sobre la música se tratan de que hacer una canción es como hacer una escultura. Uno va moldeando la plastilina. En los últimos diez o quince años, aprendí a moldearla, quizás es la acumulación de oficio. O sea, tengo una sensación rara, por un lado, se siente la acumulación de oficio. Una vez que se me ocurre una gemita armónica o melódica o letrística, sé mucho mejor cómo moldearla. Tengo, también, la sensación de que las gemas melódicas ya no se me dan tan fácil como antes. Una cosa que he hecho últimamente es escuchar el canto de los pájaros. Estoy aquí en el Puertito del Buceo, Montevideo, y en el fondo de casa se escuchan muchos pájaros cantando. A veces, me levanto una mañana con uno cantando medio raro que no conozco y saco la melodía en el piano, la anoto y empiezo a trabajar. Varias de las canciones del disco nuevo surgieron de esa manera, desde el punto de vista melódico.

Si querés ver o escuchar la entrevista completa que le realizaron Hernán y Mario Dobry al cantautor Daniel Drexler en su programa “Letras y corcheas”, que se emite por Eco Medios AM 1220 los jueves a las 22, hacé clic en los banners.

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