Hernán Dobry

Historias y noticias

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3 abril, 2021

“La guerra ocupa un capítulo de mi historia, no es mi historia”

“Me dediqué a contar el lado humano de Malvinas, no el heroico, porque no me siento Rambo ni nada parecido. Soy una persona con virtudes y defectos que tuvo que pasar por ese trago amargo en su vida y, hoy, puede contarlo para que la gente sepa qué pasó hace poquito, porque 39 años son muchos para algunas cosas y muy pocos para un país y para que esa historia no vuelva a repetirse”, afirma el ex combatiente Silvio Katz en el programa “Voces y memorias” por Eco Medios AM 1220.
Sus palabras suenan convincentes. Sin embargo, no lo eran hace quince años, cuando recién pudo comenzar a contar su historia por primera vez. Hasta ese entonces, nadie conocía las torturas, el padecimiento y el dolor que guardaba internamente.
“Sentía muchísimo dolor. Cuando salía de terapia, necesitaba llorar, tomar fuerzas para seguir contando lo que había vivido. Me di cuenta, en ese momento, qué fuerte y doloroso era lo que había lo que había vivido. Mi señora me dijo una frase el día que terminé la primera entrevista que di: “No conozco a la persona con la que estoy casada”. Me di cuenta de que nadie conocía al Silvio que vivía adentro mío – destaca -. Hoy, gracias a Dios, la gente conoce al tipo que soy, sociable, amable, menos violento, con más ganas de dar y recibir todo el afecto o la contención. Ahora, después de tantos años, puedo darles contención a mis hijos, algo que antes no lo podía hacer porque no tenía capacidad de recibirla. Fui sanando y dándome cuenta por dónde venía mi forma de solucionar mi gran problema y enfermedad”.
Ese silencio tenía que ver no sólo con el frío, el hambre y las penurias de la guerra y las torturas que sufrió en manos del teniente Eduardo Flores Ardoino, sino también con el legado que había recibido de su padre, sobreviviente de la Shoá, de no hablar de esos temas y el no perdonarse por su inacción frente a los maltratos que había padecido.
“No perdonaba al Silvio de 19 años por lo que se dejó hacer, cuando en realidad no pudo hacer otra cosa más de lo que hizo: sobrevivir y tratar de seguir peleándola hasta el final. Hoy, lo veo diferente, siento hasta orgullo por lo que fue. Lo que tenía que hacer era sobrevivir y lo hizo, lo que se prometió hacer en la isla fue volver vivo para poder contar la historia y hoy lo hace. Siento que soy una persona más completa gracias a ese Silvio de 19 años. Le debo más de lo que le puedo perdonar – explica -. No lo perdonaba porque escuchaba relatos donde otros veteranos decían lo que había que hacer en las circunstancias en las que me encontraba, era ‘pararse de manos’ ante la autoridad y yo no tenía esa rebeldía, porque venía de una crianza distinta, en la que había que respetar a la persona que tenía una superioridad de cargo o de vida. No me perdonaba el no haber irrespetado, el haber sido callado, humilde, el haberme bancado ciertas cosas que hoy no lo hago. Me perdí 25 años de mi vida, donde lo único que hacía era pasar sin ton ni son por la vida. Hoy la guerra ocupa un capítulo de mi historia, no es mi historia”.
A pesar de los padecimientos que sufrió durante eso casi dos meses que estuvo en las islas, con el correr de los años volvió dos veces a las Malvinas. La primera fue en 2001, junto a su esposa, quien retornó de allí embarazada y, la segunda, con su mujer y sus dos hijos, en 2017. Eso le permitió cerrar algunas de las heridas que aún le quedaban a flor de piel.
“El Silvio de 19 años murió en Malvinas. Fui dos veces más a la isla y no lo recuperé. Todos los que fuimos morimos un poquito, dejamos algo, un pedacito nuestro del corazón, de sentimiento, de raciocinio porque hay muchos que regresaron, pero no mentalmente. En el primer viaje, volví a ver la isla en blanco y negro, se me venían recuerdos a la mente, flashes del ‘82 y estuve por primera vez en el Cementerio de Darwin. Cuando lo pisé, tuve que salir, porque sentí que quizás ese hubiera sido mi destino final. No me banqué el estar allí – recuerda -. En el segundo, recién pude verla en colores, porque me di cuenta de que estaba vivo y tenía mucho por hacer. Mi hijo menor quería viajar y conocer la historia de su padre. Hacer un viaje familiar me liberó, me sensibilizó más que lo que me dañó. Entramos al cementerio y quise volver a salir y cuando me estaba yendo mi hijo mayor me abrazó y me dijo: ‘hasta que no llores a tus muertos, de acá no te vas’. Entonces, pude terminar de cumplir ese paso para dejar el dolor de Malvinas y sentir que estaba en paz con mi gente”.
Sin embargo, aún guarda algunas cuentas pendientes que le gustaría saldar en algún momento en otro viaje que ya tiene en mente, aunque sin una fecha certera para cumplirlo. Así, siente que, finalmente, podrá cerrar el círculo de la guerra que abrió hace casi cuarenta años.
“Un sueño sería viajar sin pasaporte, con un documento argentino. El otro es el que me quedaba a nivel ‘imposibilidad’ que es hacer el camino hasta mi posición de combate. No se podía antes porque estaba minado, pero hace poco han desminado toda la isla. Quisiera volver ahí. Soy un tipo muy desmemoriado, por lo que para encontrarla tendría que ir con mis compañeros de pozo. Me encantaría estar con ellos y ver el agua como la veíamos desde ahí, los cuatro juntos y sentir qué nos pasa – concluye –. Cuando estaba en mi trinchera, lo único que hacía era mirar el mar, ver pequeños puntitos negros que eran los barcos ingleses, que se acercaban a bombardearnos y sentir el miedo a que desembarcaran por mi posición y nos matarán a todos. Ir allí y sentir que no a va a pasar nada, tener la sensación de que puedo estar ahí en paz, sería otra forma de rendir homenaje a nuestros muertos”.
Silvió Katz estaba terminando los últimos meses del Servicio Militar Obligatorio el Regimiento de Infantería Mecanizada 3 de la Tablada, provincia de Buenos Aires, el 2 de abril cuando el gobierno decidió recuperar las Malvinas por la fuerza.
Durante los casi dos meses que permaneció en las islas, fue torturado con una saña especial por el teniente Eduardo Sergio Flores Ardoino por su condición de judío. En la actualidad, se encuentra a la espera de que la Corte Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos se expida sobre el pedido que hicieron varios veteranos de guerra para que los maltratos que sufrieron de manos de sus oficiales sean declarados crímenes de lesa humanidad y sus perpetradores puedan ser juzgados en la Argentina.
Para revivir la entrevista que le realizó Hernán Dobry al veterano de guerra de Malvinas, Silvio Katz, en su programa “Voces y memorias”, que se emite por Eco Medios AM 1220 los martes a las 20, haga clic en los banners.

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