Hernán Dobry

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23 agosto, 2021

“La poesía siempre es un elemento de rescate, nutrición y protección”

Francisco Pesqueira es un duende sumergido en las olas del viento, retorna a donde no estuvo nunca, a emerger crecido en poesía. Es un amador empedernido que necesita amar y ser amado, para quemar sus alas en el fuego del amor.
“Amado Pedro”, su enamorada obra en once estadios transita los prolegómenos del hombre visceral, libre que no le teme a la pasión manifiesta que se enreda en la telaraña del canto genital, para nacer de nuevo en plenitud del niño enamorado.

Mario Dobry (MD): Este manchego que por el origen de la palabra es una marca en España, ¿cuánto te ha marcado en tu sensibilidad?
Francisco Pesqueira (FP):
Me ha marcado tanto como sentirme parte casi familiar. Tengo muchas formas de llegar a Pedro Almodóvar, primero que su primera película, la veo en mi adolescencia. La primera estrenada en la Argentina es “Matador”, ustedes recordarán que antes en el Teatro Picadilly fue sala de cine, y la vi en Buenos Aires. Tuve una adolescencia muy dura, enfermiza, con complicaciones, como una cuarentena que me duró cuatro años más o menos. Llevo anotado todo lo que he visto en el cine desde mis 15, 16 años hasta el día de hoy, y cuando vi “Matador” fue como un impacto. Veía mucho cine, aunque era una adolescente y algunas películas eran prohibidas otras no me dejaban pasar. Ya conocía, por ejemplo, a Carmen Maura, la había visto en “Gary Cooper que estás en los Cielos”. Sentí que esa movida española estaba metida en esa película. Al principio, no sentí tanta empatía, pero después sí. Empecé a sentir, como me ha pasado con Federico García Lorca y con Manuel Puig, cuando a veces uno ha sido el niño raro del colegio, determinados autores o cineastas nos han dado el amparo de sentirnos reflejados y que no estábamos solos en el mundo, en la sensibilidad. A veces, más que marcarnos la elección sexual, nos marcaba la de los gustos, nos ligábamos un “marica” y volvíamos llorando a casa, muchas veces porque preferíamos hablar de poesía o música, más que de fútbol. Entonces, cuando aparecen estos autores que hablan de sus infancias, y nos sentimos reflejados, no solamente está la empatía y la admiración, hay un cobijo. O sea que Pedro y este “Amado Pedro” es decir “gracias, porque viéndome en tu cine me vi a mí mismo”.

HD: En este nuevo disco, volviste a recurrir a una metodología que habías utilizado en otros, que es esa mezcla de tu poesía con la de otros autores, entre recitado y cantado, ¿qué es lo que te atrae de este sistema mixto?
FP:
Acá lo que era distinto y me cuidé mucho, porque veníamos de una experiencia, que he hecho muchos autores distintos. He cantado desde Alejandra Pizarnik, sonetos de Shakespeare, hay tanto rollo, tanta complicación que, a veces, en lugar de abordar esos autores con liviandad tenés temas de derechos. No hay una sola coma que no me pertenece de lo que no es material cantado, lo que está así cantado son temas de Mario Clavel, clásicos que hemos escuchado toda la vida. Almodóvar ha sido un gran musicalizador de sus películas, además de la música original que siempre sabe meter con grandes compositores, como Alberto Iglesias y demás. Él ha puesto en la palestra la carrera de Chavela Vargas de vuelta. Esa primavera que tiene en los últimos años Chavela Vargas se la debe Almodóvar que la saca y la pone de vuelta en las películas. Los otros textos son todos míos, como si fueran cartas, y hay muchos otros. Con Mirtha Álvarez, que es la gran musa y hada, la gran acompañante y Emiliano Samar, ya montamos un espectáculo, además de este disco, donde hay otras palabras, cómicas, más divertidas. Y como apareció el álbum por todo lo que estamos viviendo, como primera faceta para mostrar, quisimos hacer algo más con un clima más de chocolate caliente en Bariloche, una cosa más de ceremonia. Para mí, la poesía, cantada, hablada, susurrada, más en los momentos que nos toca vivir, siempre es un elemento de rescate, nutrición, protección. No me gusta criticar absolutamente nada, pero en el momento que estamos viviendo, que la música está más ligada al reggaeton, a otros condicionantes y se escucha masivamente otra cosa, uno tiene que ser aún más genuino con lo que quiere dejar en el mundo. Soy hijo de haber escuchado a Dina Rot, que no era una gran vendedora de discos, pero sí una persona que apostaba por la poesía, lo mismo que un Paco Ibáñez. Crecí escuchando a esta gente y quiero que también me vea reflejado en ellos la persona que me escucha.

MD: En esta época de Spotify, donde van a escuchar los que quieren toda la temática que se ha desarrollado, todo esto podría llamarse tu obra. No es una serie de discos de temas que se van desarrollando donde vos cantás, sino una obra en plenitud donde vos te explayas poéticamente, y musicalmente, para hacer toda una temática que va a ser “Amado Pedro”. Muchas veces ocurre que uno engancha la palabra en una canción determinada y la canta de otra forma, o sea uno recita cuando una canción le ha impactado, y cuando uno tiene ese don de la poesía y escribe algo que le guste e impacta, qué es lo que le transmite la canción. A veces ocurre que uno, impactado por su desarrollo poético, descubre en alguna canción la continuidad de ese valor. Eso es lo que se percibe a través de los once temas que fuiste desarrollando acá. ¿Hay algo de cierto en esto?
FP:
Absolutamente y, además, porque lo que está ligado a un hecho poético: es la poesía que después deja de ser parte de uno. A veces no tenés noción de que la poesía te está habitando, de que alguna cuestión te está habitando y de golpe sacás eso por dentro, como si fueras un fruto del que te están sacando el zumo para ser parte de algo. Muchas cosas, no sabía siquiera que me habitaban y esa poesía en la que se traslada y que interpretás también. A veces, una canción en una película toma un formato y una poética, capaz de una como “Somos”, que la hemos escuchado, que el gran Mario Clavel, que era un poeta tan refinado y que le agradezco tanto a mis viejos que puedo decir que los vi cantar en vivo y hacer un espectáculo con Juan Verdaguer. Puesto en el contexto de una “Carne trémula” ya te suma otra cosa, y más que lo pongo también de manifiesto en uno de los textos. Para mí, hay algo que siendo una persona sociable y que hace mucho tiempo estoy casado y en pareja, para mí hay algo que tiene que ver con el ritual de la soledad del cine, que es algo que también me resulta muy poético y que me sigo permitiendo siempre. Hay algo de esa ceremonia, de irme caminando y pensando. Muchas veces he sentido que ha habido un duende que sabía perfectamente la película que necesitaba ver. Tenía un conflicto con un amigo y aparecía la película de un amigo conflictuado. Estaba abandonado y aparecía otra. Por eso, también, pasa algo con Almodóvar, lo digo en “Átame”, hay algo de ese final de resistiré que escuchan en el auto Victoria Abril, Banderas y Loles León que es parte de lo que me pasaba en ese momento a mí, más allá después se volvió un himno pandémico. Hay que volver a revisar esa canción, porque, a veces, hay algunas que también por donde van pasando, se van gastando. Entonces, lo que antes al comienzo de la pandemia “Resistiré” era un himno que queríamos escuchar todos, hoy ya casi quiere decir “bueno, que resista tu abuela”. Esa canción tuvo ese valor en ese momento, es lo maravilloso del arte, que vaya despertando poesía, escritos, revaloración, es lo maravilloso. Hay algo maravilloso que no siempre digo, una cosa era escuchar “Alfonsina y el mar” y otro privilegio maravilloso es darse cuenta la perfección de esa canción cuando la pasamos por el cuerpo. Te das cuenta de la belleza de su poesía, y la magnitud de lo que hizo Ariel Ramírez con la música cuando percibís la perfección, porque esa canción te abre las alas. Está tan bien escrita por Félix Luna, tan parte de una obra. Bueno, de vuelta vuelve el concepto obra, porque es parte de un concepto, de “Mujeres argentinas”. Quizás uno por haber mamado eso, humildemente, y contracorriente, y hablando de la mancha se vuelve quijotesco esto. Pepe Cibrián, con el que trabajé a mí me dice Quijote, y me enorgullece mucho porque siempre me ve remarla en dulce leche, porque, también, las elecciones hacen. Todas las mañanas me levanto y digo: ¿a quién le puedo mostrar el disco? Así como aparece la opinión de ustedes generosa, o una Luisa Valmaggia, o La Nación, o Víctor Hugo, que se explayan en elogios, el otro día un conductor divino, que aprecio, que la gente también, que no habla de él como persona, me dijo: “Solamente pasó discos de gente consagrada”, y pensé: bueno, te tenés que poner fuerte. No sé si a ustedes les pasa, todas las palabras en pandemia hay que volver a aprenderlas, porque antes alguien te decía una barrabasada y vos no tenías el estado de hipersensibilidad que tenemos hoy. Por esto, me emocionó también tanto lo que escribiste, lo que dijiste recién, porque cuando uno escucha que te dicen que para pasarte un tema tenés que estar consagrado, y abrir su programa de radio y un tipo te dice todo lo que vos me decís ¿cómo no te van a brotar las lágrimas?, porque es cariñoso, porque también escuchamos todas esas otras cosas.

Si querés ver o escuchar la entrevista completa que le realizaron Hernán y Mario Dobry al cantante, poeta y actor Francisco Pesqueira en su programa “Letras y corcheas”, que se emite por Eco Medios AM 1220 los jueves a las 22, hacé clic en los banners.

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