Hernán Dobry

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24 abril, 2021

“No busco comodidad en la música”

“Hacemos canciones para no estar solos, porque queremos que nos quieran, gustar y emocionar a alguien. Hay un montón de esas cosas que no las decimos, pero son así. A mí, me gusta cantar y que se emocione la gente. No me da lo mismo cuando hago un show que la gente esté mirando al techo, te quiero emocionar”, afirma el cantante y guitarrista Rubén Goldín en el programa “Voces y memorias” por Eco Medios AM 1220.
Y lo ha logrado en reiteradas ocasiones a través de las decenas de temas que ha compuesto tanto para su carrera solista, como para Juan Carlos Baglietto y otros autores y en los centenares de recitales que ha dado a lo largo y a lo ancho de la Argentina y de otros países durante toda su carrera.
“Tengo dos o tres canciones lindas que la gente quiere mucho y que me han demostrado que estuve equivocado. Hice ‘La bruja y el ogro’, y no quería grabarla y el director de Warner me dijo: ‘Tenés que grabar esa canción’ y le expliqué que no me gustaba. ¿Te das cuenta el desconocimiento que uno tiene? – resalta -. El otro día miraba en Sadaic que lo grabaron en más de 15 discos, distintos artistas. No sabía eso. Las maestras jardineras me mandan fotitos con los dibujos de los chicos, han hecho vídeos con eso en Youtube. Uno no sabe qué hay del otro lado. Nos equivocamos, porque no tenemos certeza sobre lo qué va a pasar con la canción. Si genera emoción, es que estuvimos acertados”.
Si bien considera que aún no ha escrito su mejor canción, tal como suele decirlo Paul McCartney, señala que no tiene una forma establecida de trabajar en su proceso creativo a la hora de ponerse a componer un tema.
“No hay método ni fórmulas, me dejo guiar mucho por la intuición. Aunque sé música, no pienso qué nombre o qué función tienen los acordes. Los toco y si me gustan, van. Hay canciones que van creciendo juntas música y letra – recuerda -. Me ha pasado que tenía una idea y en mi casa no había nadie. pero tenía el contestador que tenía casete, entonces llamaba desde un teléfono público y la grababa. No había celulares. Cantaba o le decía al contestador ideas rítmicas o melódicas o letras”.
Su metodología para la creación de las letras es bastante similar, aunque a diferencia de la música, va dejando plasmado en papeles o cuadernos, sin importar adonde esté, los textos que, más adelante, terminarán convirtiéndose en canciones.
“He escrito letras en un viaje largo en un colectivo de larga distancia. Siempre tengo algún lápiz y un papel donde escribir. Si no, lo pido prestado, porque no quiero perder la idea. Vivía en Guido y Ayacucho, en plena Recoleta y a la vuelta había un bar donde solía ir Antonio Carrizo, y escuchaba las cosas que se decían. Había como una barra de viejos habitúes de ese bar y, yo escribía lo que les oía decir – explica -. Siempre hice eso, en la peluquería de mi vieja cuando escribí ‘Ludueña’, escuchaba las frases y las llevaba luego a mis temas. Esa observación de lo que ocurre y tener la posibilidad de escribir una canción, es un poco mi forma de laburar. Tengo muchas frases sueltas, oraciones que luego van a ir componiendo otra canción. Me encanta meterme e imaginarme cosas. No es que uno tenga certezas, al contrario, son más dudas que certezas, pero me encanta”.
A sus alumnos, suele sugerirles que tomen progresiones armónicas y que, luego, las rompan para evitar que terminen tocando todos los mismo. Algo similar es lo que hizo con su carrera, salir de la zona de confort que tenía en Rosario, primero, y luego, en la banda de Baglietto, para abrirse su propio camino como solista.
“Eso fue casi lo que hicimos todos los que estábamos con Juan. Silvina [Garré] quería hacer su disco solista, Fito [Páez] se fue y empezó a hacer sus álbumes también. Podríamos habernos quedado cómodos, pero no busco comodidad en la música. Al contrario, un amigo mío decía: ‘el arte es riesgo’. Es así, uno arriesga en el arte, no se queda tranquilo en algo. Al menos esa es mi forma de verlo”, concluye.
Rubén Goldín comenzó su carrera en 1971 tocando en el grupo Pablo El Enterrador, en Rosario y, luego, se sumó a la banda de Raúl Porchetto y creó otra llamada El Banquete junto a Fito Páez.
En 1981, pasó a formar parte del conjunto liderado por Juan Carlos Baglietto, donde se desempeñó como guitarrista, arreglador y compositor, en lo que se conoció después como la Trova Rosarina.
Dos años después, tocó en la banda de Oscar Moro y Beto Satragni y más tarde participó como invitado en el primer disco solista de Fito Páez, “Del 63”. Finalmente, decidió lanzarse como solista al mismo tiempo que componía música para publicidades y cortinas para TV.
En 1997, formó la banda Los Rosarinos junto a Lalo de los Santos, Adrián Abonizio y Jorge Fandermole y, entre 1998 y 2001, estuvo a cargo de la Dirección de Cultura y Educación del partido de Esteban Echeverría.
Además, fue coach vocal del programa de televisión “Operación Triunfo” en sus cuatro emisiones y en la serie Violetta, que se emitió por de cable Disney Channel.
Entre sus álbumes como solista, se encuentran “Destiempo”, “Profano”, “Piedras preciosas”, “Brilla el sol”, “Rosarinos”, “Nadar” y “Girasoles.
A lo largo de su carrera, recibió numerosos premios como el Gardel, el disco de oro por el “Los Rosarinos” y su canción “Hombres sin Alma” fue declarada de Interés para la Provincia de Santa Fe.
Para revivir la entrevista que le realizó Hernán Dobry al músico Rubén Goldín en su programa “Voces y memorias”, que se emite por Eco Medios AM 1220 los martes a las 20, haga clic en los banners.

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