Hernán Dobry

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15 noviembre, 2021

“Samalea agrandó el disco de una manera que no esperábamos”

Volver no es retornar. Es la metáfora de un dolor incumplido, un sueño al que le sobraban deseos, pero que le faltaron alas. Es el desgarramiento entre la persistencia de la lejanía y la realidad de las causas.
Uno deja de volver cuando retorna, cuando se abandona al dulce néctar de la nostalgia y peca por creer que, ahora, todo ya es distinto, como si la realidad fuera moldeable al simple curso de la propia necesidad.
El pianista Sebastián Volco y el bandoneonista Pablo Giglioni son artistas épicos, capaces de generar el barro inexistente y perjuro de la idolatría de la persistencia, del acercamiento al ahumado y rechazado.

Mario Dobry (MD): Voy a empezar con un barrido de ovejas al degüello, que Carlos Gardel fue dejando de volver ¿Qué significa “Volver” para ustedes en este doble trabajo que han ejecutado?
Pablo Gignoli (PG):
Es una irreverencia esa oveja la verdad. Nos han tildado de irreverentes por culpa de eso, pero estaba en el mismo tono y sonaba muy parecido al lamento gardeliano. Así que las pusimos un poco en broma y terminó siendo la apertura del disco. Son descubrimiento que pasan un poco de casualidad. “Volver” como es el primer tema del disco puede parecer que lo pusimos a propósito, como dándole una introducción a volver a sacar un material o a decir algo. Hay muchas miradas, porque en el trabajo que hacemos, que nos lleva tanto tiempo y horas, hay que decidir en qué orden pone uno las cosas y qué está diciendo. Por ahí, toda esa poesía la ven los demás, pero, para uno, simplemente es un montón de laburo, de ver en qué orden pongo los temas y que las tonalidades encajen. Me parece que está bueno que los oyentes tengan su propia visión del trabajo.

Sebastián Volco (SV): Lo que pasó también con esa oveja del comienzo es que a Pablo le pareció que realmente estaba diciendo “volveeeeeeeer”. De alguna manera, le seguí la corriente, como siempre, para no contradecirlo. Así, es como trabajamos. Finalmente, nos acostumbramos y quedó.

PG: Más allá de la oveja, es un tema clave de la música argentina. Elegimos temas medio obvios, pero que nos gustan. No somos los reyes del marketing, no lo pensamos así. Es el producto de un montón de conciertos, de situaciones donde tocamos esta música y, por decantación, nos quedaron las más lindas. No quisimos seguir sumando, podríamos haber agregado un montón de temas, pero es un repertorio de una belleza indestructible.

Hernán Dobry (HD): Vienen trabajando en conjunto hace casi diez años, ¿qué les agregó Fernando Samalea en su sonido?
SV:
El dúo Volco-Gignoli está súper consolidado. En estos ocho años, casi diez años que trabajamos juntos, lo hemos con otros músicos, artistas, medio impuestos, a veces, porque hay un trabajo en el que tenemos que poner un cantante o más instrumentos y otras porque queremos probar agregar funcionalidades o emoción. Siempre fue como muy difícil que alguien se sumara al dúo. Es una especie de cosa que ya funciona telepáticamente. Lo hemos hecho con la partitura, pero no es que ahora se agrandó el dúo. En el caso de Samalea, sucedió que teníamos muchas ganas de ampliar la sonoridad y el público a donde llegamos. Piano y bandoneón tienen un límite. En el transcurso de los años, hemos tocado casi como imaginando una batería y haciéndole creer al público que había una. Tocamos una especie de ritmo roquero implícito, lo ponemos nosotros y funciona en el ida y vuelta. Pero, está vez, quisimos grabar un disco en donde esté registrado eso. Probamos primero programando, Pablo hizo unas programaciones increíbles, muchas de ellas quedaron, agregué teclados, y en un momento fue evidente que necesitábamos un músico más. Entonces dijimos: digámosle al número uno, a Samalea. Lo conozco hace muchos años, Pablo trabajó con él en una gira. Fue medio evidente que íbamos a convocarlo y cuando lo hicimos fue tan fácil. Eso fue un éxito a nivel artístico y de comunicación y ahí está el disco.

PG: Fernando no es un tipo que va a hacer solamente un ritmo. Está y de pronto aparecen cosas flotando por ahí. Lo hizo muchas veces con García en discos memorables. Tiene ese tipo de lenguaje que para estos temas nos quedó bárbaro. Grabamos este disco que fue absolutamente al revés de como se hace un disco con un baterista. Acá, el baterista grabó último. Fue un desafío para él, sumarse a algo que estaba armado y aportar algo. No tuvimos que retocar nada de lo que mandó y suena todo genial.

SV: Además, Samalea es compositor, bandoneonista, amante del tango, de París y de la cultura del siglo XX. Agrandó el disco de una manera que no esperábamos, sobrepasó nuestras expectativas.

Si querés ver o escuchar la entrevista completa que le realizaron Hernán y Mario Dobry al pianista Sebastián Volco y el bandoneonista Pablo Gignoli en su programa “Letras y corcheas”, que se emite por Eco Medios AM 1220 los jueves a las 22, hacé clic en los banners.

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