Hernán Dobry

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15 junio, 2020

“Tocábamos por la comida y dormimos en la plaza con los instrumentos”

Carlos Flores Plantarrosa es sinónimo de Los Laikas, porque el grupo y su fundador ya no pueden separarse el uno del otro luego de casi cincuenta años de carrera ininterrumpida, que llevó a ambos a recorrer el mundo y difundir primero la música folclórica boliviana y, luego, otros estilos, pero siempre con los instrumentos tradicionales.
En una entrevista exclusiva con el programa “Letras y corcheas”, que se emite por Eco Medios AM 1220 los jueves a las 22, el quenista y cantante recuerda cómo fueron sus comienzos cuando llegó al país y adelanta sus nuevos proyectos.

Mario Dobry (MD): ¿Cómo te trató la Argentina a tu llegada al país por primera vez a los 17 años? Y ¿cómo te trató la ciudad de Buenos Aires, la gente y, sobre todo el medio en donde vos querías desarrollart siendo un boliviano de una ciudad como Oruro?
Carlos Flores Plantarrosa (CFP): Nosotros somos oriundos de Santa Cruz de la Sierra, si bien nací en Sucre, la capital de Bolivia, pero de muy chicos nos radicamos allí, donde empecé mi carrera artística como cantante en las radios, hasta que ganamos el primer premio en un festival en Cochamba. Estábamos estudiando todavía en el colegio, yo lo hice en el Nacional Florida y teníamos contacto con otros de Cochabamba y La Paz y siempre hacíamos intercambio de cultura. El primer paso fue Salta que, para nosotros, el hecho de llegar no fue un cambio brusco porque estamos muy cerquita de la frontera y teníamos muchas similitudes en un montón de cosas y, sobre todo las vivencias. El tema Córdoba, ya fue un cambio, y Buenos Aires fue un cambio bastante brusco. Recuerdo bien que solíamos andar de radio en radio, tocando puertas para que nos dejen estar en la audición y en muchas radios no nos permitían porque no éramos de acá. Nosotros éramos muy insistidores y lo hicimos tantas veces que nos permitieron hacer un tema, que se convertían en seis o siete y hasta que no nos dejaban bajar del escenario. En las radios, te pagaban y habían audiciones con público, lo mismo que la televisión. En principio, fue bastante duro, tal es así que en muchas oportunidades tocábamos a veces por la comida y en los hoteles nos echaron un par de veces porque no podíamos pagar y un par de veces dormimos en la plaza con los instrumentos. Son vivencias. Éramos muy jóvenes, 18 o 19 años y podíamos bancarnos todo eso. Hicimos el primer grupo que salió de Bolivia haciendo música básicamente folclórica y por inquietud mía personal hacía temas de películas, clásicos, canciones mexicanas, populares. Siempre ensayaba con los instrumentos de viento haciendo ese tipo de temas que no tenían nada que ver con el folclore. Tengo un lindo recuerdo que es la primera formación y ese primer disco que teníamos la vestimenta típica con la cual nosotros cantábamos, bailábamos y tocábamos. Hacíamos un show terrible, no nos paraba nadie en esa época. Todo se debe a la juventud.

Hernán Dobry (HD): Cuando viniste a la Argentina tu objetivo no era tanto la música sino estudiar ingeniería en La Plata…
CFP: Ese era el objetivo porque el mandato de mi padre que quería que estudiara y si no era medicina que fuera ingeniería. Más pudo la música y decidimos entre los tres dedicarnos a la música. Esto tuvo que ver mucho el éxito que tuvimos en Cosquín y, después, llegamos a Buenos Aires donde nos contrató una empresa que, en cuatro oportunidades, fuimos el disco más vendido de la Argentina y se escuchaban en Lavalle, Florida, había varias disquerías una al lado de la otra y para nosotros era un sueño. Eso nos dio, también, la posibilidad de que un japonés nos haya contratado para hacer el primer viaje a Japón en el año 1976.

MD: Tu madre no logró su objetivo cuando te rompía las quenas y las tiraba a la basura…
CFP: Esa es una anécdota. En Bolivia, cuando venían grupos de La Paz y Cochabamba, que nosotros llamamos el interior, porque Santa Cruz es otro crisol de razas, siempre me llamó mucho la atención el sonido de la quena e iba al hotel y les decía si me podían enseñar o dónde podía conseguir una. Eran muy cerrados, no te querían enseñar. Yo decía: tengo que aprender. Lo que hice fue sacarle las medidas, porque en las fotos del grupo Los Chascas estaba de frente y calculé milímetro por milímetro más o menos teniendo en cuenta su dimensión y fui haciendo la mía propia. Hice una y no me salió bien, hice otra hasta que más o menos salió bien y con la cual empecé. Ni sabía cómo sacar el sonido. Cuando venían, me fijaba cómo tocaban y, de a poco, fui aprendiendo. Yo llegaba del trabajo, porque estudiaba a la noche porque trabajaba a la mañana, e iba a almorzar para tocar la quena. Mi madre se enojaba y me las tiró un par de veces a la basura, venía rota y tenía que pegarla. No reniego nada de eso, porque ayudó muchísimo para que yo siguiera insistiendo a aprender. Le agradezco muchísimo a mis padres la educación que me dieron, a pesar de que ellos no sabían ni leer ni escribir, pero los valores fundamentales me los dieron ellos.

Si querés ver o escuchar la entrevista completa que le realizaron Hernán y Mario Dobry al músico Carlos Flores Plantarrosa en su programa “Letras y corcheas”, que se emite por Eco Medios AM 1220 los jueves a las 22, hacé clic en los banners.

3 respuestas a ““Tocábamos por la comida y dormimos en la plaza con los instrumentos””

  1. Buen artículo! Gracias.. Janine Weston Helgeson

  2. Mario dice:

    Carlos siempre fue y será mi ídolo. Es mi horizonte donde se traza el sonido de la quena.

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